Historias de la terminal 4

 

La T4 ofrece multitud de entretenimientos para los sufridos viajeros. Aquí tenemos, por ejemplo, un sencillo acertijo para angloparlantes: «Encuentra la falta de ortografía».

Sólo quedaban cuatro personas delante de mí, lo que era un pensamiento bastante reconfortante para las 5:40 de la madrugada de aquel domingo.

La cosa había ido muy bien, teniendo en cuenta que a esas horas el tráfico era inexistente. El mayor tiempo lo había consumido en llegar desde la plaza de aparcamiento hasta el mostrador de facturación: acertar a la primera en cuál de los 6 bloques de 5 pisos de tropecientos metros cuadrados de parking debería entrar para quedar cerca de mi destino era como acertar en el juego de los barcos con una sola tirada a un submarino en un casillero de 100 x 100. Finalmente, usando la Fuerza, me decidí: «Bloque B, Planta 1, zona… donde sea pero cerca de una puerta«. Como respuesta escuché la voz de Obi-Wan en mi cabeza: «Agua«. Mala suerte, mi joven Padawan. Te toca andar.

Dos ascensores, tres cintas transportadoras, alguna escalera mecánica y varios pasillos más tarde, llegué a mi mostrador. Allí me esperaba la única alegría de la mañana: ¡Tres puestos de facturación con cola única! ¡Alguien había estudiado teoría de colas! Desgraciadamente, tenía que ser en British Airways… demasiado brillante para Iberia.

Finalmente, con la tarjeta de embarque ya en la mano, tuvo lugar la siguiente conversación:

– Embarca a las 6:30, éste es su asiento, ésta es la puerta de embarque. Vaya por aquel pasillo. Dese prisa porque en esta terminal no se avisa por megafonía.
– Vale, pero son las 5:45… No voy tan mal de tiempo, ¿no?
– Bueno, es que desde aquí hasta la puerta de embarque hay como media hora de camino.

Con sonrisa de resignación emprendí el camino pensando en que, después de todo, la cosa no había ido tan mal. No era lunes por la mañana. No me habían cobrado 50 euros por un taxi. No había esperado una hora en la cola de facturación. Aún así el consejo de llegar al aeropuerto un mínimo de 2 horas antes de la hora de salida seguía siendo útil para evitar la angustia de tener que ir corriendo por los pasillos.

Sigo preguntándome si será posible diseñar una terminal moderna capaz de adaptarse a las horas punta para que los tiempos de llegada y espera de los viajeros no crezcan de forma exponencial. No lo sé. La cola única de British Airways era una pista por el buen camino. Quizá en Stansted, Londres, lo averigüe.

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