A través del espejo, versión crisis española

Alicia se encontró súbitamente en un mundo distinto al que había conocido hasta entonces. A lo lejos se adivinaban tumultos y revueltas; grises líderes montaban en cólera y aturdidos campesinos intentaban capturar con redes y trampas a unas extrañas criaturas con forma de que revoloteaban más allá de su alcance. Intrigada, se acercó a uno de ellos que estaba encaramado a un muro.

– Buenas tardes, señor – dijo, educadamente -. Disculpe, pero estoy algo desconcertada, ¿qué son esos seres que intentan atrapar?
– Buenas tardes, niña – dijo el campesino -. ¿Dónde has estado estos dos últimos años, que no reconoces a una esperanza?
– “…las esperanzas, esos microbios relucientes…” 1 – recitó Alicia, de memoria.
– Vive Dios que cortazeas con precisión, niña. Las mismas son, esas que ves alejarse con nuestras ilusiones y nuestros salvahorros.
– Pero, ¿por qué? ¿Qué ha ocurrido?

Por toda respuesta, el campesino le extendió un tomo gigante de páginas ajadas, con la inscripción BOE en la portada. Alicia lo abrió y comenzó a hojearlo para ver si encontraba algún párrafo que pudiera entender -… pues en realidad parece estar escrito en un idioma que no conozco– se dijo a sí misma.
– ¿Qué galimatazo 2 es este? – comenzó a decir, pero de repente se abrió ante sí una página con una oscura ilustración y lo que parecía ser un poema, y ella leyó en voz alta:

Crissisworky

Estaba oscrudo, y el sinfrén macróparo,
espiralizante, destrozempleaba;
encrispardos brumían los runcionarios
y los sinditantes huelgeneralaban.

“¡Vigila al Crissisworky, improvisero!
¡Garras que desinflan, dientes que recortan!
¡Cuídate del pájaro Recesón y evita
al dinegro Ladrilloncho!”

Empuñó su espada decretal:
tras buscar al climalvado largo tiempo
descansó bajo el árbol Nohagonada
y diose, planendoso, por resuelto.

Mas, cuando ilusibérrimo sopaba,
apareció el Crissisworky, desatado,
destrizando soldompleos sin cesura,
bolsacudiendo un eurorror bancagitado.

¡Un, dos! ¡Un, dos! ¡Zis, zas! Tijeretando,
la espada decretal blandió eurohistérico;
impuestante se ivalzó, bajopensiondo,
y regresó, amargotado e imperférrito.

“¿Haslo matado al Crissisworky, talantero?
¿No nos aguarda hipocifrón resguardecido?
¡Oh día grande! ¡Buenas noches! ¡Buena suerte!”
Tras él yacía un caosario lamerido.

Estaba oscrudo, y el sinfrén macróparo
destrozempleaba y espiralizaba;
encrispardos brumían los runcionarios
y los sinditantes huelgeneralaban.

– Es algo difícil de comprender – dijo Alicia cuando hubo terminado -. Es como si me llenara la cabeza de ideas, ¡sólo que no sabría decir cuáles son! – y siguió, volviéndose hacia el campesino: – en todo caso, parece que alguien ha intentado matar a algo tras esperar demasiado tiempo… ¿qué significa “climalvado”?
– No eres muy espabilada, niña 3 – dijo el hombre -. Un climalvado es un ente maligno que intenta acabar con el clima social. ¿Ves? La propia palabra lo dice, al igual que “oscrudo” indica que el tema está oscuro y bastante crudo.
– Ya lo comprendo – respondió Alicia -. Imagino, pues, que “sinditante” será una referencia a un representante sindical.
– Vas aprehendiéndolo, niña – repuso el hombre -. Así es, al igual que “planendoso” es un adjetivo que designa a aquel que te endosa un planE invocando al Ladrilloncho y se queda como unas pascuas.
– Una última pregunta, amable ciudadano, y le dejaré tranquilo: ¿a qué se refiere con “hipocifrón”?
– Esa, mi niña, es una palabra que significa «bajo un montón de cifras engañosas», y que advierte de la posibilidad de que el Crissisworky, aunque agonizante, aún respire. Observa el prefijo “hipo”, que significa “debajo de” en una olvidada lengua, el griego, que es especialmente adecuada en este contexto oniriconómico. ¡Adios!

Y diciendo esto se alejó raudo, uniéndose a una muchedumbre que transportaba pancartas con eslóganes en los que abundaba la letra pe, la letra zeta y la letra dimisión.

Alicia se sentó bajo un sauce llorón y, aunque la hora del desayuno ya quedaba lejos, dejó vagar su mente buscando seis cosas imposibles en que creer. «Uno: las pensiones son intocables; dos: el gobierno sabe lo que hace; tres, con la oposición estaremos mejor…”, mas no fue capaz de completar la tarea, ya que, cuando sólo llevaba tres, el post terminó.


1: Historias de Cronopios y de Famas, por Julio Cortázar – Alegría del Cronopio
2: Through the looking-glass, por Lewis Carroll – Jabberwocky – (Esta versión evolucionará en el tiempo sin previo aviso.)
3: El lector audaz reconocerá en Alicia a la niña de Rajoy.

1 Respuesta

  1. Carroll dice:

    Que buena adaptación. Me ha gustado lo del hipocifrón :)

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